16 de Septiembre de 1810
de Regeneración, n. 54 15 de Septiembre de 1901
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Dignified people, cannot support chains. When despots oppress, the people appear to conform with oppression, but in reality, in their minds germinate, unconsciously, the notion of something that openly opposes oppression, of something that is openly repulsed by tyranny, and it is something impossible to define when it is embryonic, it lights in all of the minds when a superior will launches a virile and potent redemptive idea.
Hidalgo was the virile will whom diffused the idea of our independence which illuminated the intelligence and had sympathetic echo in the chests of good Mexicans. The idea prospered, because dignified people cannot support chains, they cannot be slaves, and in their explosion they drag the old thrones of the despots.
The power of the people cannot be enslaved for anyone. The most ferocious and rude tyranny has to submit itself to the will of the people because the people are the sovereign. And when the tyrants, oppose that the people do their will; when they posses a delirium of power and grandeur, they risk, in their insanity, to act contrary to popular aspirations, the scepters are destroyed and thrones are made to splinters, standing over the ruined rule and broken chains, liberty, which is the supreme aspiration of democracies.

Los pueblos dignos, no pueden soportar cadenas. Cuando los déspotas oprimen, los pueblos parece como que se conforman con la opresión, pero en realidad, en los cerebros germina, inconscientemente, la noción de algo que se opone a la opresión, de algo que está en abierta pugna con la tiranía, y es algo imposible de definir cuando está en embrión, se incandece en todos los cerebros cuando una voluntad superior lanza potente y viril la idea redentora.
Hidalgo fue la voluntad viril que difundió la idea de nuestra independencia que alumbró todas las inteligencias y tuvo eco simpático en los pechos de los buenos mexicanos. La idea prosperó, porque los pueblos dignos no pueden soportar cadenas, no pueden ser esclavos y stallan, y en su explosión arrastran los viejos solios de los déspotas.
El poder del pueblo no puede ser avasallado por nadie. La tiranía más ruda y feroz tiene que someterse a la voluntad del pueblo porque el pueblo es el soberano. Y cuando los tiranos se oponen a que el pueblo haga su voluntad; cuando poseídos los césares de un delirio enorme do poderío y grandeza, se atreve, en su locura, a contrariar las aspiraciones populares, los cetros son destrozados y hechos astillas los tronos, irguiéndose sobre las regias ruinas y las quebrantadas cadenas, la libertad, que es la aspiración suprema de las democracias.

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